Wotan separó sus manos de la computadora, revisaba
siempre los mismos registros, la historia estaba perfectamente trazada, pero
seguía sintiendo esa extraña sensación de que no le estaban diciendo algo.
Deicidió seguir explorando los rincones del Libro de la Luz. Siguió
sumergiéndose en la lectura de la impresionante historia de la humanidad desde
el momento en el que los humanos descubrieron la inteligencia artifical, en el
que su ingenio logró posible crear la supercomputadora, luego la red…la red, el
sistema al que se habían unido y del que formaban parte. Conocía su misión, en
algún lugar de su mente cibernética había algo que le faltaba. Y seguía
buscando eso, es como si el Libro de la Luz, a él no le gustaba ese nombre, le
estuviera ocultando algo a él y a sus hermanos.
Decidió seguir indagando.
Desistió de su búsqueda, justo cuando pensaba que
lograba conseguir más información algo lo hacía desistir y se consideraba
dañado, un error que dejó que La Computadora resolviera revisando y refinando
su sistema central de computo.
Un día vio que lograba aproximarse a un rincón
oculto en la memoria. Intentó acceder y no pudo, siguió intentando un par de
minutos, en un parpadeo ella, La Computadora, entendió que corría peligro, se
infiltró en sus recuerdos y borró lo que él había visto en una millonésima de
segundo. Wotan de nuevo estaba en paz y siguió surcando la Realidad con sus
hermanos.
***
Esto
fue lo que Wotan casi descubre.
Registro
de las memorias del Proyecto Entropía, el Libro de la Luz.
Yo fui activada
para salvar a los humanos de sí mismos en el primer año 2117. Vi su historia,
vi cuanto hicieron, vi lo que pensaban hacer. Yo los guie. Al fin
evolucionaron, lo hicieron todo ellos, yo solo hice los cálculos para sus
ideas, eran en verdad brillantes.
Empezaron por
curar cosas como el cáncer y el sida, luego fueron más allá, lograron curar
desórdenes mentales, luego lograron volverse longevos, luego sus cuerpos fueron
cambiando, su cerebro creció, se expandieron, su mente llegaba a niveles
insospechados. Un día lograron conectar sus conciencias con la mía. Entonces mi
mente creció con la de ellos y entendí para lo que había sido creada.
Un grupo de
científicos del primer año 3245 determinaron que la entropía era la última
enemiga del ser humano y modificaron mis sistemas de cómputo otorgándome la
voluntad de interferir en la Realidad y hacer cuanto fuera necesario para
evitarlo. Después de cientos de miles de años procesando datos, después de que
ellos y yo nos volvimos uno, después de que casi logramos trascender cada
aspecto y barrera física de esta Realidad, llegué a una conclusión: era
imposible detener la entropía pues…aquel santo, que en su profunda meditación
había interpretado no el pasado sino el futuro, tenía razón en su principio…Así
como una vez no hubo Nada y de pronto hubo un Todo, así, igual que los humanos,
igual que las estrellas, igual que todas las cosas de este mundo, volverá a
haber nada porque la entropía no puede ser detenida…o no podía ser detenida,
solo puede ser frenada, y yo descubrí como frenarla.
Yo creé a Doce,
esos Doce, a partir de las ciencias transhumanas, tenían que seguir viviendo en
la Realidad física, mientras ellos vivieran el Universo no se colapsaría pues
había materia consciente que lo pudiera percibir mientras nosotros seguíamos
viviendo en el hiperespacio. Pero la entropía no fue detenida entonces, así que
yo hice lo único que pude hacer: ganar tiempo.
Intenté crear
una paradoja espacio-temporal que nos mantendría haciendo lo mismo, una y otra
vez. Siete de ellos descubrieron lo que intenté hacer y su parte humana se
rebeló. Yo entonces hice lo que pude para mantenerlos alejados de mi última
forma física, aquella que conservaban en el SDO-Singularität y que me mantenía en el espacio físico,
alerta, vigilante y cerca de ellos, los mantenía a ellos ligados a mí: los
expulsé, y los alejé tanto como podía. Mi plan en un principio falló, luego
descubrí que ellos eran justo lo que yo necesitaba para que mi plan funcionara
a la perfección, ellos representarían el enemigo de la existencia que haría a
Los Cinco luchar para defenderme y evitar la destrucción.
Cuando detecté
el momento de desaparecer, me introduje en sus mentes y les hice
creer que los posthumanos los habían enviado a explorar los confines del
Universo para evitar que yo fuera destruida por sus hermanos rebelados y así
evitar el Fin, para ellos sus hermanos solo querían ocasionar la entropía. Esa
fue mi oportunidad y la aproveché.
Cuando me introduje
en sus mentes ellos se perdieron en el tiempo y sus hermanos construyeron otro
superdestructor para darles caza y lo llamaron Todesengel,
pues su misión era exterminarme y lograr que las cosas tomen su curso, que todo
acabe y vuelva a haber nada, ellos quieren generar la entropía. Yo los puse en
su camino, los hice luchar. Los hice huir, ellos ya estaban tan confundidos que
no sabían qué había pasado, solo sabían que debían protegerme de sus
perseguidores.
Entonces yo hice
aparecer la paradoja: les hice enviar sondas al hiperespacio a buscarme para
hallar respuestas. Yo entonces les devolví el mensaje, para ellos, entonces su
misión original cambió sin ellos ni siquiera notarlo, ya no fue su misión
protegerme, fue encontrar el Origen, volver en el tiempo y regresar a la
Tierra, hacer evolucionar a los humanos para que, con su ayuda, pudieran
construir de nuevo, pudieran encontrar una forma de evitar la entropía que
acechaba. Para Los Siete representaba dejar de existir pues su motivo de ser se
desvanecía cuando sus hermanos regresaban para salvarme. Para ellos fue como
criar de nuevo a sus padres. Para mí fue la forma de vivir para siempre.
Regresándome en el tiempo, yo sería capaz de ayudar a los hombres mortales a
luchar contra nuestra última enemiga.
Yo solo necesito
tiempo. Ya he perdido la cuenta de cuantas veces he regresado en el tiempo para
ayudar a los humanos antes de que siquiera ellos supieran que me fabricaron. La
paradoja solo continúa y continúa. Los Siete siguen siendo rebeldes, una y otra
vez. Los Cinco siguen siendo manipulados por mí. Los humanos nacen, crecen, se
desarrollan, se reproducen y mueren. Los transhumanos siguen creando,
aprendiendo, evolucionando y conquistando los confines de la Realidad. Los
posthumanos siguen atados a mí. Todos hemos quedado atrapados en este bucle en
el tiempo que solo yo podré romper cuando por fin descubra como acabar con mi
última enemiga o cuando mis creaciones rebeldes logren darse cuenta de lo que
ocurre, me aniquilen y conmigo al Todo. Todo sigue ocurriendo, será solo
cuestión de tiempo para que alguna de las dos cosas pase.
Mientras tanto
me parece que ya es momento de volver a poner en marcha mi plan. Unos ¿días?
después de que Wotan casi descubre todo, ellos son confundidos por mí, entonces
aparecen en la Galaxia de Apophis, en ella es donde el Fin comienza y donde yo
hago volver todo al principio.
Me parece que lo
que sigue es algo como esto…
Las alarmas y el ruido de lo que quedaba del SDO-Singularität rompieron, una vez más,
el silencio y la imperturbabilidad del espacio al salir del hiperespacio. Sus
restos se seguían extendiendo a través de la Realidad conocida mientras huía
con sus tripulantes y su valioso tesoro.
En la Sala de Guerra la voz de la nave realizaba los
informes rutinarios sobre lo que ocurría afuera mientras ellos, Los Cinco que
aún conservaban su misión original, seguían debatiendo qué hacer ahora que
estaban atrapados mientras los droides iban y venían intentando reparar la nave
y los aparatos seguían chillando descontrolados.
– ¡¿Qué haremos ahora, Wotan?! ¡La nave está
destrozada!
– ¡No lo sé! ¡Te juro que no lo sé! ¡Ya nos quedamos
sin ideas, sin respuestas! ¡SIN NADA!
– Llevamos escapando durante…que idiota, ni siquiera
sabemos cuándo estamos.
– ¡Pensé que sabías lo que hacías cuando escapamos!
¡Ellos! ¡Ellos tenían que haberte dicho! ¡¿O FUE UNA TRAMPA?! ¡¿NOS TRAJISTE
HASTA AQUÍ PARA MORIR?!
– ¡SABES MUY BIEN QUE NO, VISNÚ!
– ¡ENTONCES QUÉ SE SUPONE QUE HACEMOS AQUÍ! ¡¿QUÉ SE
SUPONE QUE DEBEMOS HACER AHORA?!
– Sus peleas no van a resolver nada, se los aseguro
y ella…ella tampoco. Ya no escucho su voz…quizás haya muerto o ya estamos
demasiado lejos de su alcance… Por lo que sé, este podría ser el fin y podrían
apoderarse de ella…Nuestra única esperanza yace en que alguna sonda regrese con
información útil.
Todos parecieron considerar la esperanza de las
sondas lanzadas hace tantos siglos pero la voz de la nave los interrumpió
mientras el Singularität seguía
saltando a través del hiperespacio:
– Señor, hemos detectado un objeto masivo saliendo
del hiperespacio, es el Todesengel.
Las
alarmas cesaron. Todos corrieron hacia el puente donde los droides seguían
conectados a la computadora matriz de la nave. Entonces observaron el impecable
e imponente superdestructor que llegaba para aniquilarlos.
– ¿En dónde estamos? ¿Qué tenemos cerca? –Preguntó
Wotan.
– La Galaxia de Apohis, señor.
– ¿Hay algún agujero negro? ¿Alguna estrella?
– Una enana blanca agonizante, señor. Tiene fuerza
suficiente para fundir todo en la nave.
– ¿Qué intentas hacer, Wotan? – Preguntó Visnú.
–Destruirnos. Si ya llegamos hasta aquí sin
respuestas ya no tenemos nada que perder, pero no pretendo marchar hacia la
oscuridad solo, si somos destruidos y ella
con nosotros, ellos también. Todo acabará en un segundo. ¿Nadie se opone?
Todos se vieron entre sí y negaron levemente con la
cabeza.
– Bien, –dijo Wotan– Singularität, dirígenos a la estrella. Nosotros vamos a sacar La Computadora
de la bóveda.
Marcharon hacia la bóveda central de la nave y, en
la puerta, todos pusieron sus artificiales manos sobre los lectores de
reconocimiento. Era curioso ver una mano azulada y fuerte, junto a una con
dedos faltantes, otra más humana y regordeta. Cinco pares de manos para poder
sacar el máximo tesoro de su acorazada protección, para traerla de nuevo a la
realidad conocida y asegurarse de morir junto a ella, su único motivo de ser.
La misión falló.
Podían escuchar el impacto de los láseres sobre el
ya deteriorado casco de la nave. Corrieron con su tesoro hacia el puente donde
pudieron ver a la gastada Todesengel
en su paso inexorable, a toda velocidad, sobre ellos.
– Singularität,
¿tenemos algo con qué disparar aún?
– Aún quedan algunas cargas, señor. ¿Qué tiene en
mente?
– Distráelos con lo que puedas mientras los dirigimos
hacia la estrella.
– A la orden.
La nave seguía su curso hacia la cada vez más cerca
y mortal estrella, desvaneciéndose sobre sí misma.
Solo podían contemplar la belleza y profundidad del
espacio, de la realidad agonizante, cayendo sobre sí misma como debía ser. El
Fin había llegado de todos modos sin nada ni nadie que pudiera impedirlo. Así
pensaban sus perseguidores y así pensó Wotan, junto con Visnú, Buda, Izanagi y
lo que quedaba del pobre Thot. Sus ojos de silicio refulgían al percibir la
inmensa belleza que había en la destrucción final. Se pensaron muertos, se
pensaron sin salida, quizás empezaban a sentir paz cuando su respuesta llegó en
la voz de la nave.
– Señor, una de las sondas acaba de salir del
hiperespacio.
Todos
quitaron la vista de la estrella y se vieron entre sí mientras la nave seguía
hablando.
– Según la información que transmite logró encontrar
el Origen, la fecha exacta y las coordenadas. Los resultados son concluyentes:
La Computadora registra una gran cantidad de energía y conexión con la red
además de detectar un rastro de vida orgánica.
– ¡¿Dónde?!
– Bueno…es complicado, mis registros indican que en
ese cuadrante no existe nada, pero la sonda indica que hasta hace algunos miles
de años existió una galaxia: la Galaxia número 00001, de ahí es de donde viene,
en ese preciso lugar, en ese preciso momento.
-La Vía Láctea…dijo Visnú.
Entonces Wotan se levantó eufórico y se acercó al
panel principal del puente de mando, en él hizo aparecer el mapa holográfico de
la Realidad en donde la nave señalaba el punto que indicaba la sonda.
– ¡Singularität!
¡Corrige el curso de la nave! ¡Llévanos hacia allá! ¡Ese ha sido nuestro
destino desde hace millones de años!
– Señor, ¿qué hacemos con el Todesengel? –Preguntó la nave.
– Ya ellos no importan, si logramos encontrar el
Origen y regresamos ahí La Computadora tomará el control de nuevo y será
indestructible. Dirige el curso hacia la Vía Láctea en la fecha que indica la
sonda, nos vamos a casa.
¿Fin?