lunes, 21 de noviembre de 2016

Estudio de "Agua Viva" de Clarice Lispector

A continuación intentaré dilucidar, en la medida de lo posible, algunos rasgos esenciales que podrían ser encontrados en la lectura de Agua viva de Clarice Lispector. En primer lugar, salta a la vista el hecho de que la obra no es catalogable dentro de los géneros literarios clásicos o “puros” a los que está acostumbrado el estudioso de las letras, sino que el libro, la manera en la que está escrito, su contenido, el estilo y la secuencia seguida por la narradora, está compuesta en una forma totalmente distinta a todo lo que es común en la literatura. No cabría preguntarse qué es esta obra de Lispector pero si cabría decir lo que no es: no es un ensayo, no es una novela, no es un diario, no es un tratado, no es un diálogo ni es un discurso. Miento, si es un discurso. Es un discurso de cómo la narradora, convertida en artista y escritora, crea y desarrolla todo un performance que se escapa de los niveles de conceptualización y limitación literaria regulares. Todo a través de un proceso de escritura corporal en el que la narradora describe una serie de situaciones en las que solo ella se encuentra en el mundo y crea una pintura mediante el uso de las palabras. De una forma muy intimista narra una obra pictórica de como percibe, siente, piensa, y es en el mundo a través del it. La artista/narradora/escritora está siendo it con su literatura y con la obra que  está pintando. Se podría considerar que es un intento por convertir a las palabras en pintura y a la pintura en palabras. Escribe pintando y pinta escribiendo. Es capaz de ilustrar con su prosa toda una gama de sentimientos coloridos que se desprenden y corren por todo su ser femenino jugando o pretendiendo en un momento ser Dios, la Tierra o la naturaleza en un momento determinado en el que describe las sutilezas de la obra divina que es el Mundo, su mundo.
            Por otra parte, se podría pensar, a partir de esta multiplicidad de sentidos y caminos posibles, que esta pieza de literatura no cuenta con un tallo o un tronco central del que se desprenda una unidad de acción secuencial y jerarquizada a través de unos actantes para cumplir con un fin específico. En pocas palabras este performance literario, posiblemente destinado a ser un tipo de experiencia que no aspira a disiparse del tiempo ni el espacio sino a perdurar, cumple con las características necesarias para ser definidas como una estructura literaria rizomática en los términos de Deleuze y Guattari, en el que no se encuentra una unidad de acción ni de sentido sino que esta se encuentra en los límites de la multiplicidad de sentidos y significados. La narradora cumple con un papel: guiar la lectura, pero este es su límite, pues el lector puede definir a su propio designio lo que esa obra va a significar para el dado su carácter indeterminado e intimista de la obra. Este performance no busca desembocar en una trama en específico, no nos da rastros de unos actantes, es el it que se describe formando parte del universo y escribiendo la pintura de su propia existencia sin que esta tenga un orden rígido, una estructura organizada o algo parecido, y no hace falta pues la obra está cumpliendo con un único fin: está siendo escrita a partir de una narradora que está siendo atravesada por una serie de afecciones que están dando origen simultáneamente a su experiencia al escribir y al ser demostrando su capacidad de libertad para hacer lo que ella quiera con su literatura y con su pintura. 

Incluso, en algún momento, se llega a jugar con el lector creando lo que la misma narradora denomina “flash fotográfico” introduciendo escenas aleatorias con una unidad de acción potencial que ve su alba y su ocaso en el mismo párrafo, pues solo fue la intención de la narradora demostrar las capacidades del texto literario y de la palabra para poder crear imágenes mentales y sensoriales en el lector, descartando así la necesidad de una finalidad en el hecho literario. La obra es, la narradora es, la autora es y el lector puede llegar a ser dependiendo del sentido que este encuentre en la obra. Para el lector puede llegar a ser solo un galimatías, quizás los desvaríos de una mujer sola e histérica, o puede llegar a ser una obra de arte. No obstante esto no va a ser necesario para entender la obra pues ella está siendo vivida de una u otra forma por si misma al ser las experiencias vividas y descritas por esa narradora, que invita al lector a aceptar la potencialidad de la multiplicidad y de lo sensorial a través de las palabras y muy a pesar de sí mismo. 

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