Del diario de Sebastiano.
15 de
febrero de 2011,
¿Hace cuánto tiempo ya que le guardas secretos a tus
padres Sebastiano? No ha pasado mucho tiempo desde que aprendiste a ser
independiente. Aún con tu escasa edad sientes que has vivido una eternidad, sientes
el peso de los años en tu espalda y en tu alma, aunque no se refleje en tu
rostro. Has ocultado tu madurez e independencia de tus padres bajo una fachada
de adolescente “común”, me pregunto cuanto tiempo podrás mantenerla antes de
que tu mamá se empiece a dar cuenta de que ya no la necesitas sino como
compañía y protección cuando ocurren tus ataques una vez al mes. Hace mucho
tiempo que ya no le cuentas nada a tus padres, ¿se estarán preguntando dentro
de sus pequeñas mentes si están perdiendo a su único hijo?, por favor dime la
verdad, Sebastiano Santiago de León Swartz Von Luttehmberg. ¿Tu mayor temor es
que cuando descubran lo que eres se espanten y no piensen ni si quiera un
segundo las cosas antes de rechazarte? Desde que empezaste a intentar descubrir
quien eras ya no les dices nada, y desde que lograste controlar tu mente y leer
la de otros te juraste que nunca te atreverías a leer las de ellos, creo que
pensaste que sería una buena forma de conservar el misterio y apreciar un poco
a tus padres.
¿Cuándo piensas decirles que sabes
que tu abuelo no está muerto? Que de hecho, hace no más de seis meses el dio
contigo y te dio el mejor regalo de tu vida: Nunca sino hasta ese momento te
habías sentido tan libre y ajeno al mundo, conduciendo una moto por caminos
privados, oculto de los curiosos y protegido por la naturaleza. ¿Alguien más
sabe de tus escapadas de madrugada? Es muy grosero de tu parte infundir en tus
padres ese sueño forzado para que puedas fugarte a la 1 de la mañana sin que
ellos lo noten. ¿Estaría de acuerdo tu mamá en que un joven de 16 años conduzca
una motocicleta fabricada en los años setenta por las calles de Caracas a
semejantes horas de la noche y esconderse en medio de la nada? No creo que ella
lo aprobaría, quizás tu padre intente defenderte, él también tuvo una juventud
bastante agitada, no te cansas de escuchar las historias de tus tíos sobre tu
papá el rebelde mochilero, en más de una oportunidad solo tuvo que mostrar su
cedula para que ni siquiera lo notarán en las alcabalas de las fronteras.
¿Qué sientes en esos viajes en
motocicleta a media noche?, libre, solo, ajeno al mundo, las reglas no te
sujetan y en más de una ocasión ni siquiera notaste que el cielo era el límite.
En una ocasión intentaste que Suetonio se escapara contigo; pero él se molestó,
insistió toda la noche en que no deberías conducir así ni hacer locuras de
carajito. Suetonio…Oh Suetonio, tan solo de pronunciar su nombre sientes esas
cosquillas en la ingle, sus caricias en mitad de la noche cuando duermen juntos
y solo quieres sentir sus labios; cosquillas en el estómago y toda tu mente
solo vive en sus brazos y en sus besos. Recuerdas la primera vez que yacieron
juntos, no podías creer lo ágil que alguien tan callado podría ser con la
lengua. Suetonio, Suetonio…Solo recuerdas haber leído su mente una vez y no pudiste
evitar reír, estaba pensando en si debería comer cotufas o cocosette, nunca más
quisiste invadir su espacio.
En
ese momento la concentración de Sebastiano se vio interrumpida por su padre, el
ya no tan joven Sergius lo sacó de su mundo y lo llamaba desde la cocina.
Sebastiano se levantó de su cama, dejó caer al piso su diario y su bolígrafo
que hasta hace un segundo paseaban levitando por todo su cuarto escribiendo sus
anotaciones. Entonces despejó su mente y por simple costumbre volvió a levantar
su diario y el bolígrafo que dejó puestos en su pequeño escritorio abarrotado
de libros. Encendió las luces, apagó las velas y se dirigió hacia la puerta
cerrada mientras pensaba en que hace mucho el y Suetonio no compartían un buen
tiempo juntos como cuando lo llevo a su escondrijo las primeras veces, rogaba
por no estarlo perdiendo.
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