viernes, 23 de enero de 2015

Querida Clarice, 


    Me he tomado la libertad de rescatar tu buen nombre ya un poco olvidado y polvoriento para poder darle un destinatario a quién escribirle.
    
    Espero que no sea mucha molestia y no tengamos problemas futuros. Se me hizo interesante escribirte, Clarice, al igual que lo hacía tu querido esposo; ojalá el buen Doctor se encuentre bien después de tantos problemas. Luego de su desaparición todos los siguen buscando y tratan con poco o nada de éxito de revivirlos. Algunos te dan por muerta; pero ese es otro tema que no nos atañe en absoluto.

    Permiteme decirte, Clarice, que tu nombre es un mero "recurso del autor" y necesitaba a alguien a quien escribirle algunas veces; no siempre te escribiré a ti y no siempre escribiré sobre las mismas cosas. Es interesante variar las visiones de pensamiento que tiene una persona, y el método de iniciar esta pequeña aventura escribiéndote una carta me parece de lo mas divertido.

    El motivo de estas lineas es bastante simple y pedestre: llega un momento en la vida en el que necesitas expresarte un poco y dejar ir ciertas cosas, yo elegí este método como te lo expliqué anteriormente, pues a mi consideración, y ojalá sea así, tengo mucho que decir.

    Para empezar este pequeño viaje, quisiera decirte, Clarice, que en estos días está verdaderamente difícil llamarse a uno mismo venezolano, con todo el amor que se puede sentir por la cuna y con todo el amor que tengo por Caracas. De manera que hasta vivir en Venezuela se ha vuelto toda una Odisea, las cosas con las "Bestias Rojas" se han extralimitado, sus mentiras y falaces discursos están acabando con nuestra República y nuestra forma de vida. Al parecer, después de sus abundantes fracasos en todo el mundo, nuestra criatura roja, cual Hidra, se resiste a morir. Y fíjate hasta donde nos han traído los hados de la casualidad, hoy es 23 de enero.

    También quisiera decirte, Clarice, que últimamente llevar mi triste vida se está haciendo particularmente difícil, estar atrapado, entre otras cosas, sin poder hacer lo que de verdad te gustaría hacer no es sencillo y mas cuando, aun sabiendo el control que nosotros como humanos tenemos sobre nuestras vidas, por motivos externos y no de omisión o flojera, no se pueden cumplir con ciertas metas u objetivos. Supongo que en este tema tu eres experta Agente Starling.

    Mis divagaciones quizás puedan llegar a tornarse un poco engorrosas y hasta puedan llegar a lucir tontas o banales; pero ahí está el secreto: hago esto no por aclamación ni aprobación, lo hago solo porque en vista de las circunstancias es una de las pocas cosas que tengo en mi poder hacer. 

    Asimismo me gustaría afirmar algo más antes de dejarte por ahora, Clarice: soy una persona que, si bien ha leído "mucho", es igual de cierto que he vivido muy poco en comparación a muchos otros que tendrán muchísimas cosas más que decir que yo.

   Te seguiré escribiendo, Agente Especial Clarice Starling. Podría ser que no te agrade el hecho de que utilice tu buen nombre para estos fines; pero estoy seguro de que esta actividad será beneficiosa para ambos.



Ta-Ta,


Y